Dra. Laura Cárdenas Puiggros Médica Oncóloga. Hospital Universitari Dr. Josep Treueta Girona
El cérvix, también conocido como cuello uterino, es una estructura anatómica que forma parte del sistema reproductor femenino. Se ubica en la parte baja del útero, extendiéndose hasta la vagina, y actúa como un conducto que conecta el útero con la vagina.
La función del cérvix es múltiple y esencial para la salud reproductiva de la mujer. En primer lugar, el cérvix juega un papel crucial en la protección del tracto reproductivo superior (que incluye el útero y las trompas de Falopio) de infecciones externas. Esto lo logra mediante la producción de moco cervical, una sustancia que cambia en consistencia durante el ciclo menstrual para bloquear o permitir el paso de espermatozoides, dependiendo de la fase del ciclo.
Durante el ciclo menstrual, el moco cervical se vuelve más fluido y permeable durante la ovulación, facilitando el paso de los espermatozoides hacia el útero y, en última instancia, hacia las trompas de Falopio donde puede ocurrir la fecundación. En otras fases del ciclo, el moco se espesa, formando una barrera que protege al útero de bacterias y otros patógenos.
Además, el cérvix tiene un papel importante durante el parto, ya que se dilata permitiendo el paso del bebé desde el útero hacia el canal del parto. Esta dilatación es un componente esencial del proceso de parto y se mide en centímetros para evaluar el progreso del mismo.
Por último, el cérvix también se somete a exámenes regulares como la prueba de Papanicolaou, que ayuda a detectar cambios precancerosos o cancerosos en las células cervicales. Esto es crucial para la prevención y tratamiento temprano del cáncer cervical, uno de los cánceres más tratables cuando se detecta a tiempo.