Dr. Pedro Pérez Segura, Jefe del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Madrid
Los inhibidores de PARP (poli ADP-ribosa polimerasa) son una clase de medicamentos que se han convertido en una herramienta clave en el tratamiento del cáncer, especialmente en mujeres portadoras de mutaciones genéticas que aumentan el riesgo de cáncer de mama y ovario hereditario, como las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2.
Para entender cómo funcionan los inhibidores de PARP, primero es importante comprender el papel de la enzima PARP en las células. PARP desempeña un papel vital en la reparación del ADN dañado. Cuando se produce daño en el ADN, como roturas de doble cadena, PARP se activa y ayuda a iniciar la reparación del daño al reclutar otras proteínas reparadoras al sitio del daño.
Sin embargo, en las células tumorales que tienen mutaciones en genes supresores de tumores como BRCA1 o BRCA2, la vía de reparación del ADN mediante recombinación homóloga está comprometida. Esto significa que las células tumorales dependen en gran medida de la vía de reparación del ADN mediante PARP para sobrevivir.
Los inhibidores de PARP funcionan bloqueando la actividad de esta enzima. Al hacerlo, impiden que las células cancerosas utilicen eficazmente la vía de reparación del ADN mediada por PARP. En células normales, la reparación del ADN sigue siendo posible a través de otros mecanismos de reparación, como la recombinación homóloga. Sin embargo, en las células tumorales que ya tienen una deficiencia en la recombinación homóloga debido a mutaciones en genes como BRCA1 o BRCA2, la inhibición de PARP conduce a la acumulación de daño en el ADN y, finalmente, a la muerte celular.
Este mecanismo de acción hace que los inhibidores de PARP sean especialmente efectivos en tumores con mutaciones en genes supresores de tumores que afectan la reparación del ADN, como es el caso del cáncer de mama y ovario hereditario asociado con mutaciones en BRCA1 y BRCA2. Estas terapias pueden inducir la muerte selectiva de las células tumorales, mientras que tienen un impacto relativamente menor en las células normales, lo que les confiere un perfil de seguridad favorable.
Los inhibidores de PARP se han convertido en una opción terapéutica importante en el tratamiento del cáncer de mama y ovario hereditario, y su uso continúa siendo objeto de investigación en diferentes contextos clínicos para mejorar la eficacia y comprender mejor su papel en el manejo de estas enfermedades.