¿En qué consiste la sesión de radioterapia?

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Una sesión de radioterapia para el tratamiento del cáncer de mama es un procedimiento cuidadosamente planificado y ejecutado, diseñado para dirigir la radiación ionizante a las células cancerosas con el objetivo de destruirlas o impedir su crecimiento y división, minimizando al mismo tiempo la exposición a los tejidos sanos circundantes. Aquí se detalla cómo se lleva a cabo típicamente una sesión de radioterapia:

Antes de la sesión
- Planificación del tratamiento: Incluye la realización de imágenes médicas (como CT o MRI) para determinar la ubicación exacta del tumor y el tejido circundante. Con esta información, se diseña un plan de tratamiento específico que establece la dosis de radiación y cómo se dirigirá al cuerpo.
- Marcación o simulación: Se pueden colocar marcas temporales o tatuajes permanentes muy pequeños en la piel para guiar la colocación precisa de la radiación en cada sesión.

Durante la sesión
- Posicionamiento: El paciente se coloca en la mesa del equipo de radioterapia, usualmente acostado boca arriba. Es crucial mantenerse inmóvil durante la sesión para asegurar la precisión del tratamiento.
- Administración de la radiación: El equipo de radioterapia, como un acelerador lineal, se utiliza para dirigir los haces de radiación hacia el área específica del pecho o axila que necesita tratamiento. El equipo puede moverse alrededor del paciente para dirigir la radiación desde diferentes ángulos, pero no toca al paciente. Aunque el paciente está solo en la sala durante la administración de la radiación para evitar la exposición a otras personas, el técnico de radiología observa a través de una ventana y comunica mediante un intercomunicador.
- Duración: Cada sesión de radioterapia en sí suele ser breve, generalmente de unos pocos minutos. Sin embargo, el proceso completo, incluyendo el tiempo para el posicionamiento adecuado, puede tomar de 15 a 30 minutos.

Después de la sesión
- Monitoreo de efectos secundarios: Se monitorean los efectos secundarios, que pueden incluir fatiga, cambios en la piel en el área tratada (como enrojecimiento, sequedad o hinchazón), y otros específicos según la zona irradiada. Estos efectos varían entre los pacientes y suelen ser temporales, pero se proporciona orientación para manejarlos.
- Sesiones subsecuentes: Las sesiones de radioterapia se suelen programar 5 días a la semana durante varias semanas, dependiendo del tipo de radioterapia y el plan de tratamiento individual.

El equipo de atención médica, incluidos los oncólogos radioterapeutas, los dosimetristas, los físicos médicos y los técnicos de radiología, desempeñan roles cruciales en cada etapa del proceso para asegurar que el tratamiento sea lo más efectivo y seguro posible. La comunicación constante con el equipo permite a los pacientes entender mejor su tratamiento, manejar los efectos secundarios y sentirse apoyados a lo largo de su camino de tratamiento.