La elección de una opción específica de terapia dirigida para el tratamiento del cáncer de mama depende de varios factores relacionados con las características individuales del tumor y del paciente. Estos factores incluyen el subtipo molecular del cáncer de mama, la presencia de ciertas proteínas o receptores en la superficie de las células cancerosas, la presencia de mutaciones genéticas específicas en el tumor, el estadio del cáncer, y la salud general y preferencias del paciente. A continuación, se describe cuándo se podría utilizar cada tipo de terapia dirigida:
Inhibidores de HER2
- Cuándo se utilizan: Para cánceres de mama que sobreexpresan la proteína HER2 (HER2 positivo). Estos tratamientos son efectivos en reducir el riesgo de recurrencia del cáncer y en tratar cánceres avanzados o metastásicos HER2 positivos.
Inhibidores de CDK4/6
- Cuándo se utilizan: Principalmente en cánceres de mama avanzados o metastásicos que son positivos para receptores de hormonas (HR positivo) y negativos para HER2 (HER2 negativo). Se usan en combinación con terapia hormonal.
Inhibidores de mTOR
- Cuándo se utilizan: En pacientes con cáncer de mama avanzado HR positivo, particularmente aquellos que han desarrollado resistencia a la terapia hormonal. Se combinan frecuentemente con inhibidores de aromatasa o con fulvestrant.
Terapias Dirigidas a Mutaciones Específicas
- Cuándo se utilizan: Cuando el tumor presenta mutaciones genéticas específicas identificables mediante pruebas genómicas. Estas terapias son seleccionadas basándose en el perfil genético del tumor.
Inhibidores de Aromatasa
- Cuándo se utilizan: En mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama HR positivo, ya sea en etapas tempranas o avanzadas. Son una forma de terapia hormonal que reduce los niveles de estrógeno.
La decisión sobre cuál opción de terapia dirigida utilizar se toma tras una evaluación cuidadosa que incluye la revisión de los resultados de las pruebas de laboratorio y de imágenes, análisis moleculares del tumor, y consideraciones sobre la salud general del paciente y su historia clínica. Esta evaluación permite a los médicos y pacientes elegir el tratamiento más adecuado que ofrezca la mayor eficacia con el mínimo de efectos secundarios posibles, siguiendo un enfoque de medicina personalizada.